Algunos días la rutina parece opacarlo todo, sales de casa y tomas el camino de siempre hacia los lugares de siempre dónde verás a la gente de siempre cumpliendo su rol de siempre. La vida cotidiana está ahí y es como si todos se hubieran puesto de acuerdo para habitar un film cuya exquisitez radica en la impecabilidad del guión.
Auto fuera, vecina en la esquina, autobús en la siguiente esquina, tope, gente entrando en la panadería, tope, semáforo, negación ante los niños limpiavidrios, semáforo, semáforo, vendedor de jugos, semáforo, estacionamiento, ticket, caminar dos calles, entrar al instituto, "buenos días" al portero, subir las escaleras, sonreír a los compañeros, servir una taza de café, elegir una silla cómoda y escuchar 4 horas de clase... p-e-r-e-z-a.
De pronto un día, que pareciera ser exactamente todos los demás, mueves una piedra y empiezan a salir bichos de todas formas y colores. Los vagabundos te siguen, las ancianas se exotizan, la marcha del orgullo gay y la fiesta de San Judas se juntan, y la ciudad parece reinventarse ante tus ojos.
Señores que se suben a juegos para niños en centros comerciales, catedráticos casi eméritos con zapatitos de plástico en colores chillantes, perros o pájaros robando tacos, niños con disfraz bebiendo refresco en bolsa, y borlas gigantescas de algodón de azúcar en los cables cochambrosos de CFE. Ángeles en las coladeras, palabras bonitas en la mugre, hongos en las macetas, gatos teñidos, jaulitas de camaleones, poétas caníbales y viejitas que salen a pasear patos o conejos.
La fantasía desbordando el mundo, un poco de atención y...
Auto fuera, vecina en la esquina, autobús en la siguiente esquina, tope, gente entrando en la panadería, tope, semáforo, negación ante los niños limpiavidrios, semáforo, semáforo, vendedor de jugos, semáforo, estacionamiento, ticket, caminar dos calles, entrar al instituto, "buenos días" al portero, subir las escaleras, sonreír a los compañeros, servir una taza de café, elegir una silla cómoda y escuchar 4 horas de clase... p-e-r-e-z-a.
De pronto un día, que pareciera ser exactamente todos los demás, mueves una piedra y empiezan a salir bichos de todas formas y colores. Los vagabundos te siguen, las ancianas se exotizan, la marcha del orgullo gay y la fiesta de San Judas se juntan, y la ciudad parece reinventarse ante tus ojos.
Señores que se suben a juegos para niños en centros comerciales, catedráticos casi eméritos con zapatitos de plástico en colores chillantes, perros o pájaros robando tacos, niños con disfraz bebiendo refresco en bolsa, y borlas gigantescas de algodón de azúcar en los cables cochambrosos de CFE. Ángeles en las coladeras, palabras bonitas en la mugre, hongos en las macetas, gatos teñidos, jaulitas de camaleones, poétas caníbales y viejitas que salen a pasear patos o conejos.
La fantasía desbordando el mundo, un poco de atención y...
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