jueves, 19 de mayo de 2011

Xenofobia contra odio racional.

La xenofobia ha sido, por mucho, el gran pecado del siglo xx, existen, sin embago, importantes distinciones que valdría hacer, a fin de que aquellos que sienten temor hacia un grupo determinado, o un odio razonado, no sean tildados de intolerantes; ello no significa, por supuesto, justificar crímenes o prácticas violentas, por el contrario, la correcta distinción sirve como guía para evitarlos, una cosa es ser "intolerante" y otra muy diferente ser un delincuente.
Cuando se trata de xenofobia se habla de un terror, un pánico profundo e irracional hacia un grupo étnico o cultural diferente al propio, este tipo se ve claramente en situaciones de racismo como aquél del que han sido sujetos los africanos negros (recordemos que África es un continente primordialmente negro, pero ahí mismo se produjo la "raza blanca"); al observar la otra cara de la moneda, no obstante, es claro que cualquiera que de pronto se vea rodeado de negros en su país puede sentirse preocupado al ver en peligro su propia transmisión genética, con sus características raciales, y de ver perdida la transmisión de la cultura, pues en cuanto a adaptación y aptitud se trata, sin duda, los negros resultan ganadores.
En el caso de los chinos, por su parte, resulta temerario pensar en su dominación del mundo, pues numéricamente superan por mucho al resto de la población mundial, tienen una cultura que más que incomprendida por los patrones occidentales resulta bárbara (extraña, pues ese es el significado original del término barbarie) y muy hostil hacia cualquiera que no sea chino, incluso, hay quienes -en China, por supuesto- han teorizado que los chinos son una subespecie proveniente del hombre de Pekín, en tanto el resto de seres humanos corresponderíamos a otra subespecie, descendiente del hombre africano; si esto es cierto, el odio a los chinos, en un sentido evolutivo, resultaría de la competencia entre subespecies, de la cual es necesario que surja una ganadora, no sería ya xenofobia, pues ellos no son gente. Si a ello se le suma las catástrofes que su piratería ha causado a la industria de muchos países, el desprecio a los chinos se vuelve, sin duda, un conflicto de intereses, plenamente racional o semi intencional, abandonando en consecuencia la categoría de xenofobia.
¿Por qué es, sin embargo, tan mal vista la xenofobia? La respuesta es simple, el "holocausto" nazi. Múltiples genocodios se han llevado a cabo en la historia, pero la victimización de los judíos, por cierto sin precedentes, ha logrado que los crímenes contra ellos entraran en la historia como la más grande tragedia del siglo xx; a partir de entonces, la xenofobia se ha confundido con la masacre, pues la primera se tornó la justificación de la segunda.
Es tal el caso que, por ejemplo, al expresar que "soy anti-semita" la gente entiende que odio a los judíos, pero eso sería xenofobia, racismo, al más puro estiulo de los nacional-socialistas alemanes, y en consecuencia estaría muuuuuy mal. En cambio, hay una razón profunda y altamente racional para ser anti-semita, me explico:
Las lenguas semíticas son el hebreo, el árabe y el arameo, de los pueblos que hablaban antiguamente estas lenguas se derivaron tres religiones distintas, el judaísmo, el islam y el cristianismo, respectivamente. Ahora bien, de estas tres religiones universalistas de salvación se desprendieron modos culturales, tradiciones, pero también las más crueles guerras de la historia, la jihad, las cruzadas, las masacres de moros... actualmente, por ejemplo, los crímenes cometidos por los judíos contra los palestinos en el campo de concentración israelí denominado "franja de gaza" (equiparable a los campos nazis, pero a los judíos les encanta hacer papel de víctimas). Este ha sido el resultado del semitismo, guerras, intolerancia religiosa, la promoción del miedo a través del castigo divino y el premio de la recompensa divina ante la obediencia de reglas dictadas por hombres...Ser anti-semita, entonces, no es odiar a los judíos, es el desprecio razonado por la cultura bélica impulsada por la legitimación religiosa que brindan el islam, el judaismo y el cristianismo, es despreciar esas culturas arcáicas que son utilizadas como fundamento en la ejecución de crímenes, no se trata, pues, de un desprecio racial ni hacia la fe de las personas. Hay una distinción.
De tal manera, es posible establecer que la violencia, sin importar cuál sea su fundamento, está mal, pero hablar de xenofobia es como hablar de aracnofobia, hay que encontrar el origen para combatirla, pero es irracional, es ilegítima, el odio, desprecio o la intolerancia, cuando son razonados, no son extirpables, ni tienen por qué ser negativos, siempre que los portadores de tales emociones respeten la ley y sigan las reglas de buen comportamiento.
¿De dónde surge, entonces, el problema? La respuesta es muy simple, el problema surge de la justificación y el pretexto, si los que hacen guerras y matan personas, reconocieran que lo hacen simplemente porque son estúpidos, en lugar de querer proveer razones de raza (o negarlas), no habría estas terribles confusiones.
Un ejemplo de ello es el siguiente: hace poco, los norteamericanos reconocieron como genocidio los asesinatos en Turquía, pero ¿quién ha señalado a los norteamericanos como genocidas por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki? NADIE, ¿por qué?, nuevamente la explicación es sencilla, en primer lugar porque tienen poder como Estado, y en segundo lugar, y el más importante, porque dirigieron sus armas no contra los alemanes (blancos, católicos y protestantes -cristianos al fin-, europeos, y primeros en expanirse a bretaña, de donde provenía su idioma y cultura de conformación nacional) sino contra unos asiáticos, esa ha sido la diferencia, ¿en dónde quedaron los juicios de Nuremberg para los genocidas estadounidenses que acabaron con miles de vidas, que destruyeron ecosistemas y que han dañado con la radiación a muchas generaciones de japoneses actuales?
La xenofobia la define la propia cultura de una sociedad, la violencia la decide una elite en el poder, la intolerancia y el desprecio son una elección racional personal, que no necesariamente se traducirá en conductas hostiles hacia otros, a menos clao que la persona en cuestión sea violenta en cuyo caso utiliza un pretexto, y nada más. Esa es, quizás, la distinción

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