jueves, 9 de junio de 2011

Café: combustible posmo - social

El café es un ritual que se ha venido deslavando.

Estoy convencida de que el mundo contemporáneo no sería lo mismo, si la gente saliera de casa cada mañana sin haberse dopado con café. Está muy bien, a cada tiempo su droga...
A la par del alcohol, el café ha ido adquiriendo identidad propia ahí dónde llega, aún si el Coran asegura que fue un regalo de Allah para los árabes, esta bebida ha ido diversificando su concepto y ritual, hasta convertirse en un referente cotidiano para prácticamente toda el mundo, y precisamente en este sentido, hoy, estar a la altura de las circunstancias, requiere arte:

Un capuccino después del medio día... es para turistas, diría un buen italiano. Después de la comida se bebe un espresso, para estudiar: americano, estudiar mucho: americano doble carga, hacer guardia a lado de los médicos: espresso doble, días tristes: café turco con cardamomo. Siempre caliente y jamás con azúcar (el buen café no lo necesita y el mal café no lo merece), desayunar con café quiere decir girar el molinillo manual para café y escuchar ese sonidito bullente de la moka, un coffeebreak en la oficina quiere decir un "café del día, alto, sin espacio para latte, mi nombre es Lía, gracias.", ¿soluble? N-u-n-c-a!!, o al menos no entra en la categoría de café.

Al parecer el encanto está en la posibilidad de expresar todas tus manías en un solo brebaje, que posee la más posmoderna de las cualidades: se resignifica en cada instante. Conversar con los amigos bebiendo café y fumando, comunicarte contigo mismo mientras lo preparas y bebes en soledad, relajarte en la oficina... dando sorbitos a un vaso de cartoncillo encerado, aún más! conocer tu futuro festejando la curiosidad del mundo al interpretar los posos (y aquí imagino a las mujeres árabes cantando alegrísimas luego de leer el café a las amigas).

A mi también me gusta beber café con Lau en el Negro Café.

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