domingo, 4 de septiembre de 2011

Violencia masculina

Cuando se habla de violencia familiar suele pensarse en una mujer víctima y un hombre victimario, pero la realidad violenta rebasa esta forma simple. Bajo ninguna forma es legitimable la agresión hacia otro ser vivo, cuantimenos si forma parte de la familia, mas la cultura en que vivimos ha llevado a pensar que el maltrato masucilino puede tener una razón de ser, y peor aún, puede ser negado o incluso volverse objeto de burla, porque al hombre se le ha atribuido una cualidad de fuerza según la cual, si es maltratado por no responder con golpes a su mujer o es un "maricón" o un "estúpido", ni que decir cuando la violencia se presenta en un pareja homosexual...
Desgraciadamente, el hombre se ve arrojado a ocultar su condición para no ser considerado débil por otros miembros de la sociedad, evitando ser estigmatizado se inserta en dinámicas hirientes y dolorosas obligándose a callar su dolor; lo peor del caso, es que parece que a la sociedad no le interesa su condición, y la mujer la legitima so pretexto de un hembrismo que con eufemismo e hipocresía llaman feminismo.
El hombre es maltratado de diversas formas, no necesariamente con golpes (aunque sí sucede) puesto que la mujer ha aprendido a ser discreta en sus formas de actuar e intenciones. Por lo general, los hombres son agredidos de manera más emocional o psicológica, digamos que son simbólicamente violentados, tanto por la palabra como por el lenguaje del cuerpo de la mujer que le ofende..."Poco hombre" se suele sentenciar cuando un hombre se niega a hacer algo, como si su condición de hombre lo obligase a actuar en contra de su voluntad; se le acusa de infiel o maricón cuando no cede ante los "chantajes sexuales" de su pareja, o bien puede ser abusado sexualmente de diversas maneras, pues no sólo la introducción del pene en la vagina constituye una forma de violencia sexual. Peor aún, la violencia contra el hombre inicia en la infancia, bajo la sentencia "los hombres no lloran" que extirpa del varón, desde su niñez primera, el derecho humano a sufrir y expresarlo, se le niega toda capacidad de externar su sufrimiento, y ahí es donde comienza el círculo vicioso que lo constriñe y limita a expresar ante la sociedad que está siendo víctima... de una mujer.
Hasta qué punto esta realidad se extiende en el mundo, y cuánta atención se le presta a ella, lo desconozco. Me limito a reflexionar al respecto preguntándome ¿qué tanto debe sufrir un hombre para que se le considere maltratado? ¿cuánto debe ser lastimado para que la sociedad le preste oídos sin etiquetarlo?

1 comentario:

  1. Cuanta verdad hay en este texto y que poco caso se hace a esta violencia.

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