miércoles, 5 de junio de 2013

Saber comer, saber vestir, saber hablar... clase vs vulgaridad.

Pasamos el fin de semana en un pueblito famoso por las aguas termales, los centros de bienestar y la buena calidad de vida que llevan sus habitantes. Nosotros turisteabamos con gafas de sol y zapatitos cómodos para caminar, ajenos desde la apariencia, porque todo ahí parecía naturalmente chic. A un cierto punto me detuve en un negocio de souvenirs, dentro había un par de personas, una señora mayor muy lúcida y bien combinada que se acercó cuando yo probaba frente al espejo un collar colorado, la miré a través del espejo y me giré para preguntar si lo quería probar también ella, entonces dijo: no, no, te está muy bien a ti que eres joven, a mi edad hay ciertas cosas que no se pueden hacer más. J. que escuchaba desde un rinconcito se acercó y miró a la señora diciendo amablemente, la edad no tiene que ver, también a usted le está muy bien el color... la señora tomo un respiro solemne y dijo: no jovencitos, aquí es diferente, no es como en vuestra ciudad, (y miraba las gafas de J.), aquí si he de salir debe ser rigurosamente con perlas. 

No sé si su noción de clase se encapsulaba en las perlas, tampoco me parecía una señora oprimida amargamente por la joyería clásica... simplemente proclamaba objetivamente su posición en el mundo. Es cierto que en nuestra ciudad, al menos en nuestra ciudad mental, los adultos mayores con colores vivos en los zapatos o accesorios, tenían un lugar posible, pero en la suya no. Creo que de esto va la idea de clase contrapuesta a la vulgaridad, saber habitar armónicamente el tiempo y el espacio en el que nos encontramos, sea en apariencia como en esencia.

No creo que existan reglas precisas para vivir con clase, pero sí existen cosas que no pueden estar ausentes, como la discreción, la amabilidad, y el respeto desinteresado por los demás. Igualmente me parece que existen actitudes universalmente vulgares, como la prepotencia, el exhibicionismo y la tendencia controladora o invasiva respecto a la vida de los otros. 

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